Más de 300.000 bolivianos están habilitados para votar este domingo desde el exterior. El peso electoral de esta diáspora es enorme. Solo en Argentina representan el 2,2% del padrón nacional, con 161.000 personas.
En las presidenciales del año pasado, el expresidente Evo Morales obtuvo en ese país el 82% de los votos.
Si las elecciones de este domingo se presentan tan ajustadas como anticipan los sondeos, del voto exterior puede depender que Luis Arce, el hombre de Morales para poner al MAS otra vez en el Palacio Quemado, gane en primera vuelta.
Los bolivianos radicados en Argentina están movilizados.
Desde 2014, cuando se habilitó por primera vez el voto exterior voluntario, la participación electoral no bajó del 70%. El MAS arrasa en las urnas en Argentina. Y por eso los bolivianos desconfían de la transparencia de unas elecciones organizadas por un gobierno, el de Jeanine Áñez, al que consideran de facto.
La orden es “cuidar el voto” y salir a votar, como sea. Denuncian que el Órgano Electoral Plurinacional ha cambiado el mapa de las escuelas habilitadas y no informó de ello. Temen, además, que ante un resultado ajustado en La Paz, una mano negra “pierda” los votos llegados desde Buenos Aires, Salta, Jujuy o Córdoba.
La Cancillería boliviana respondió a las denuncias con un comunicado y dijo que las elecciones “en el extranjero serán limpias, transparentes y libres de sospechas de fraude, a diferencia de lo sucedido en las últimas elecciones generales de 2019”.
Según el censo nacional de 2010, el último disponible, viven en Argentina 345.000 bolivianos, una cifra que solo supera la diáspora paraguaya. Las organizaciones, sin embargo, manejan números mucho más altos. “Somos entre dos y tres millones”, dice Leandro Ruiz Iriarte, de la Cooperativa 8 de octubre de Ezeiza, a las afueras de Buenos Aires. Ruiz Iriarte nació en Argentina hace 33 años, de padres bolivianos emigrados en los setenta. El domingo votará por Luis Arce y lleva las últimas semanas muy ocupado.
“El voto en Argentina supera al de departamentos bolivianos como Beni y Pando y puede definir la elección”, dice Ruiz Iriarte. Por eso cree que hay una campaña de “desmovilización del voto” orquestada desde La Paz. “Recién el miércoles el órgano electoral informó de los recintos.
La comunidad boliviana en Argentina no ha perdido los lazos con su país. Y es en su gran mayoría fiel al expresidente Evo Morales. “Tiene que ver con el perfil de los que emigraron, que es parecido al que vota al MAS en Bolivia”, resume el historiador Pablo Stefanoni. Félix Lamas vive en La Plata, ciudad capital de la provincia de Buenos Aires. Como jefe de recinto por el MAS, el domingo supervisará el trabajo de los delegados del partido que velarán por el resultado “como se marca a Maradona”.
“Argentina es una plaza súper importante”, dice, “pero me da la impresión de que los candidatos que no son del MAS no le han dado importancia porque saben que está perdida”, asegura Diego Rodas.
El Gobierno de Alberto Fernández autorizó la apertura de 114 escuelas, cerradas desde marzo por la cuarentena contra la Covid-19, para que voten los bolivianos. También abrió temporalmente las fronteras para el ingreso y egreso de personal electoral y observadores internacionales. Josefina Barriga es la presidenta de la Nueva Comunidad Boliviana, una asociación que agrupa a parte de sus compatriotas en Salta, provincia fronteriza con Bolivia.
Nació en Potosí hace 63 años y lleva 33 en Argentina. Ha dejado parte de su familia en Yacuiba, Tarija, y aún recuerda los tiempos en que para votar cruzaba la frontera. “Era una forma de reencontrarnos y pasar un rato allá. Muchos iban a votar para estar con su familia”, dice. Este domingo también votará, pero en Salta, y lo hará por el MAS.
“La gente esta deseosa para que cambie Bolivia, para que no sufra la gente, ya estamos acostumbrados a como progresaba”, dice. Este año no hubo grandes mítines de los candidatos bolivianos, como antaño, pero el MAS confía en la diferencia que hará con el voto en Argentina.
Con información de El País