Isaac Newton nació en Inglaterra el 4 de enero de 1643. De pequeño, su madre preparó para él una cómoda y apacible vida como granjero. Decisión que fue revocada tras comprobar el talento que Newton ya demostraba para las ciencias.
Una pasión que impulsó su carrera en la prestigiosa Universidad de Cambridge, donde asimiló los conocimientos de reputados científicos y filósofos de la época. Como es el caso de René Descartes, Galileo Galilei o Francis Bacon. Sin embargo, su investigación pronto se orientó a la física y las matemáticas, dando lugar a multitud de teorías y escritos con tan solo 29 años de edad.
Su camino hacia la Revolución Científica
A pesar de la escasa publicidad que sus descubrimientos tuvieron en el presente, Isaac Newton se convirtió en el protagonista indiscutible de la Revolución Científica del siglo XVI. Entre sus muchos logros destaca la mecánica clásica, el teorema del binomio o el hallazgo del cálculo integral, que contribuyó a una renovación casi absoluta de las matemáticas. No obstante, la física fue el terreno donde Newton despuntó frente al resto de pensadores de la época. Sus aportaciones van desde la teoría sobre la naturaleza corpuscular de la luz, la construcción del primer telescopio reflector, la descomposición de la luz blanca mediante un prisma u otros aspectos de la termodinámica, la acústica y la óptica.
Una mente brillante que, en ocasiones, sufrió graves crisis psíquicas, motivando largos periodos en aislamiento.
Depresión, hipocondría, paranoia, insomnio, cambios de conducta… Síntomas que muchos relacionaron con un envenenamiento por mercurio, tras realizar sus experimentos alquímicos. A pesar de ser un hombre de ciencia, Isaac Newton siempre demostró una pasión exacerbada por la religión. Entre sus opiniones defendía el arrianismo, una creencia cristiana no trinitaria, y temas relacionados con el esoterismo.
Su obra cumbre
Su lugar en la historia llegó con la publicación de su obra más importante: ‘Principios matemáticos de la filosofía natural’. En ella, Isaac Newton formuló las tres leyes fundamentales del movimiento: la ley de la inercia, la ley de la dinámica, y la ley de acción y reacción. La combinación de todas ellas dio lugar a un cuarto principio, el más significativo: la ley de la gravedad.
La leyenda cuenta que Newton descubrió este último punto tras ver caer una manzana de un árbol, dando origen a la ley de gravitación universal que todavía hoy impera.
Hasta su muerte el 20 de marzo de 1727, a causa de una afección renal, Newton no solo dedicó su vida a la investigación. Fue profesor de la Universidad de Cambridge, representante del Parlamento británico, inspector y director de la Casa de la Moneda en Londres, presidente de la Royal Society e incluso se le otorgó el título de Sir. Isaac Newton fue enterrado con todos los honores en la famosa Abadía de Westminster.