Manuel Gómez, vendedor de verduras, justo donde quedaba la vía hacia El Pabellón, asegura que es triste ver la cantidad vehículos que han quedado averiados en las enormes troneras que como cráteres lunares hay en ese lugar, uno de los más críticos en los casi 50 kilómetros de ruta desde ese sector hasta San Cristóbal.

Los efectivos de la GNB también nos piden explicaciones del por qué estamos tomando fotografías del lugar, pero ante la respuesta a su interrogante, siguen con su trabajo en el Punto de Control que está casi al filo del puente que es de nueva data, aunque con tantos huecos en un tramo corto de 100 metros pareciera la copia exacta del viejo puente ya derruido.

Un vendedor de agua de papelón o guarapo con limón -sus amigos le dicen Carlos- comenta que por allí pasa a cada rato el alcalde de Fernández Feo, y que antes se paraba a saludar a la gente, pero ahora ni de broma baja la ventana de la camioneta. 

«Es que no quieren que los griten aquí en Chururu, siempre dice que ya viene la máquina arreglar, pero que por el Covid no la dejan pasar, ese es el cuento». Manifiesta este comerciante, mientras el sol ya golpea con fuerza en la zona.

Un chofer grita desde su vehículo «que el fulano protector cuando venga a inaugurar el puente de Burgua aproveché y traiga unos camiones con granzón del río y mejore este paso, eso es una vergüenza».

Gómez también nos indicó que en la comunidad hay preocupación por los daños causados por la estructura de cemento del puente Chururu que fue derrumbado y sus escombros siguen en el lecho. 

«Ahora porque estamos en verano, pero cuando arrecian las lluvias, el caudal crece y el río se desvía golpeando a un sector del barrio Buenos Aires, llevándose el sedimento lo que tiene en peligro a sus habitantes porque se puede desbordar el rio y dañar las viviendas».  

Con información de La Prensa del Táchira.

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