En nuestro ritual de limpieza, nos hemos acostumbrado a aplicarnos el desodorante justo después de salir del baño, pero se ha comprobado que este paso es un error que impide que esta zona se mantenga realmente libre de malos olores.
Resulta que al aplicar el antitranspirante, por mucho que pasemos la toalla para secar esta área, el producto no logra adherirse a la piel por los residuos de humedad que se mantienen en la axila.
Los dermatólogos insisten en que hay que aplicarlo de noche, justo antes de irnos a la cama, y con la piel seca.
Explican que la razón es que las propiedades del desodorante son más eficaces sobre el cuerpo es por la noche, ya que durante las horas de sueño los productos antitranspirantes penetran mejor en las axilas y permiten que a lo largo del día realicen correctamente su función.
Probablemente creas que este es un cambio de hábito algo complicado, sin embargo, después de que lo comiences a hacer volviéndolo parte de tu día a día, tu piel axilar te lo agradecerá.
