China pedirá un test de anticuerpos a quienes lleguen al país

Ahora mismo exige a todo el que entra una prueba covid-19 y una cuarentena de 14 días, pieza clave de la lucha del país asiático contra los casos importados.

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El organismo desarrolla este tipo de anticuerpos cuando se contrae la enfermedad y desaparecen al curarse. Foto: Cortesía.

A partir del próximo 6 de noviembre, China exigirá una prueba adicional de anticuerpos IgM, además del test de covid-19, a quienes lleguen al país desde el exterior, algo que solo pueden hacer los residentes extranjeros y chinos y algunos viajeros de negocios.

El organismo desarrolla este tipo de anticuerpos cuando se contrae la enfermedad y desaparecen al curarse. Posteriormente, aparecen los IgG, que supuestamente inmunizan frente a una nueva infección. Ambas pruebas deberán hacerse ahora 48 horas antes del vuelo – hasta ahora eran 72 horas para el test de coronavirus – y sus resultados tendrán que obtenerse igualmente en ese plazo. Si no se viaja en un vuelo directo, los dos test deberán repetirse en el país de tránsito y tendrán una validez de 48 horas, según las normas publicadas por las embajadas chinas en varios países, entre ellos España.

Las personas que regresan a China deben someterse además, como hasta ahora, a otras pruebas en el destino, así como a una cuarentena hotelera de 14 días en un establecimiento designado por las autoridades del país asiático.

Precisamente, a finales de septiembre se dio el primer caso de una ciudadana española, Inés Suanzes, profesora en un colegio internacional de Pekín, que al concluir su preceptiva cuarentena hotelera de 14 días en la ciudad de Xian dio positivo en anticuerpos IgG, sin ser consciente de haber desarrollado la enfermedad en España. Pese a que su test de covid-19 del mismo día que acababa la cuarentena fue negativo, Suanzes explicó a Efe que la condujeron de inmediato a un hospital, donde le realizaron nuevas pruebas y un escáner tomográfico.

Al día siguiente, las autoridades sanitarias de Xian le comunicaron que debía someterse a otras dos semanas de cuarentena en otro hotel aunque, tras la intervención de la dirección de su colegio, se le permitió viajar en ambulancia por carretera desde esa ciudad a su casa en Pekín. Una vez en la capital y, tras varios mensajes contradictorios, la dirección del colegio le comunicó, esgrimiendo la preocupación de los padres de los alumnos, que debía hacer una cuarentena de otros 14 días en su casa.

Pese a que sus anticuerpos no eran contagiosos, la dirección de la escuela insistió en que su mujer -la también profesora y exfutbolista profesional María Miret- abandonase el domicilio familiar mientras ella se sometía a la cuarentena. Todo ello pese a que la indicación del médico de su barrio en Pekín, añade Suanzes, fue que debía hacer solo una semana de cuarentena en su casa sin que su pareja tuviese que salir de allí.

Miret se negó a abandonar el domicilio familiar tras lo que la dirección de la escuela -en teoría no competente para prescribir una cuarentena- decidió el despido de ambas, que tuvieron que dejar el país a los pocos días. Al llegar a España, se realizó un nuevo análisis de anticuerpos, que resultó negativo, tanto en IgM como en IgG. «Mi trabajo no puede decidir sobre mi vida sin un respaldo médico, no puede afectar mi vida personal. Nos han dejado a las dos sin trabajo en plena pandemia, ha sido muy duro», cuenta Suanzes.

Desde el pasado marzo, Pekín obliga a todo aquel que llega de fuera, sea chino o extranjero -salvo personal diplomático- a realizar una estricta cuarentena hotelera de 14 días, en la que el viajero debe correr con los gastos de estancia y manutención. Es una pieza clave de la lucha de China contra los casos importados, que son la inmensa mayoría de los que detecta el país diariamente, salvo algunos brotes aislados de contagio a nivel local como los recientes en la ciudad de Qintao y en la región occidental de Xinjiang.

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