La apacible tarde de domingo en el interior del Centro Comercial Buenavista, en el norte de Barranquilla, se convirtió en el escenario perfecto para que un grupo de cinco ladrones se llevaran, al menos, 500 millones en mercancía de una reconocida joyería de la ciudad.
Lo llamativo de la historia es que para llevar a cabo el millonario hurto, los delincuentes no tuvieron necesidad de usar ni una sola arma de fuego, porque usando fotografías e información —como los lugares de residencia— de los familiares de los empleados de la tienda, lograron intimidarlos.
Mientras los trabajadores atendían a un par clientes, la banda aprovechó para ingresar y después de recoger todas las joyas salieron caminando de forma discreta del centro comercial y abordaron dos vehículos particulares. En ese momento, una de las trabajadoras logró avisarle a la seguridad privada del lugar, que alertó a la policía.
Uno de los delincuentes, según contó el comandante de la Policía Metropolitana, brigadier Ricardo Alarcón, vestía prendas de uso privativo de la institución.
“La investigación está en desarrollo. La persona que usó prendas de la Policía no llevaba las botas que usan los patrulleros, sino que llevaba unos zapatos comunes”, explicó el oficial.
Aunque hasta ahora los detalles que se conocen de la perfecta operación delincuencial son mínimos, Alarcón dejó claro que el montó de lo hurtado no ha sido establecido exactamente, pero que este podría ser superior a los 500 millones de los que se habló inicialmente.
Cuatro de los cinco delincuentes quedaron grabados en las cámaras de seguridad tanto de la joyería como del centro comercial. Esa y las placas de los dos automóviles que usaron, tanto para llegar al lugar como para huir, son las principales pruebas con que cuentan hasta ahora los investigadores para seguirles la pista.
Según testigos de los hechos, uno de los vehículos sería un Chevrolet modelo Spark GT de color, que los esperaba en el parqueadero del centro comercial.
Con información de Semana