Dueño de las tierras que limitaban con Los Teques, el territorio de Terepaima abarcaba los valles del río Tuy, San Pedro de Miranda, Los Mariches (ciudad, también del estado de Miranda, que lleva el nombre de los indios mariches), hasta el territorio que hoy ocupan los estados de Aragua, Miranda, parte de Carabobo, Cojedes y parte de Lara.
Ante la renuencia de los piaches, los ancianos de la tribu, los arauhuacos eligieron a Terepaima como Cacique de su clan esa misma noche mientras velaban al cacique Yoraco. Lo primero que hizo Terepaima ya como cacique fue presentarse ante el campamento del gran cacique Guaicaipuro con sus mejores guerreros y decirles que venían dispuestos a pelear a su lado, los recibió alborozado porque sumando el poderío de ambos clanes lograba el grupo de asalto idóneo para enfrentar a los españoles.
Pocas noches después Guaicaipuro y Terepaima atacaron el campamento minero de los teques, con flechas y macanas, con dardos envenenados desplegaron oleadas de ataques, al principio los españoles lograron repeler las embestidas, pero mientras recargaban sus armas venía la siguiente ola que si les alcanzaba, allí en los teques se libró jornada ejemplar de la dignidad aborigen.
Juan Rodríguez Suárez, el fundador de Mérida, salió del valle de Caracas hacia Borburata a fin de combatir al Tirano Aguirre que había desembarcado en ese puerto y Terepaima, advertido por Guaicaipuro, lo esperó en la serranía de Las Lagunetas (Edo. Miranda), y luego de 2 días de enfrentamiento, muere Rodríguez Suárez, quien según el historiador Nectario María «…exhausto y agotado, quedó muerto, sin haber percibido herida alguna…».
La victoria y el hecho de que Terepaima fuera el que diera muerte a Rodríguez le crearon una aureola de leyenda. Hasta ese momento, había actuado como jefe sin que los piaches de su tribu aprobaran su ascenso a la categoría de cacique. El triunfo de Terepaima sobre el español que había matado al cacique Yoraco le dio argumentos para adquirir el liderazgo que ambicionaba.
La historia de este hombre demuestra que no sólo fue hábil como guerrero, sino que también tenía dotes para la política y para la diplomacia. De hecho, en 1559 negoció con Francisco Fajardo, el conocido conquistador mestizo, y le permitió el paso por su territorio después de habérselo negado.
En 1561 venció al capitán Luis de Narváez, que había penetrado en su territorio con propósitos belicosos. Diego de Losada se enfrentó con Terepaima en 1567, y no pudo someterlo. Fue Garci González de Silva quien logró establecer la paz con él, pero el Cacique muy pronto volvió a la guerra, a defender lo que creía que era suyo, y en una cruenta pelea encontró la muerte a mediados de la década del 1570.
Con información de Fundación Polar