El canciller egipcio, Sameh Shoukry, advirtió que llenar la presa etíope en el Nilo Azul sin un acuerdo con los países aguas abajo aumentará las tensiones y provocará conflictos en una región ya problemática, destacó hoy Ahram on line.
Si el depósito es llenado y operado de forma unilateral, en ausencia de un pacto dirigido a proteger la vida y el sustento de las comunidades ribereñas, podría generar más estrés en un panorama hidrológico severamente complejo y poner en peligro a millones de personas en Egipto y Sudán, insistió el ministro de relaciones exteriores.
La populosa nación norafricana tiene una cuota anual de agua de unos 560 metros cúbicos por persona, lo que coloca al llamado gigante árabe por debajo del umbral internacional de escasez (mil metros cúbicos), enfatizó.
Ante el fracaso de sucesivos diálogos, El Cairo presentó un proyecto de resolución al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para propiciar la reanudación de las negociaciones tripartitas en busca de un consenso favorable para todas las partes interesadas, y que obligue a Addis Abeba a descartar actos no concertados.
‘Etiopía -subrayó- ha sido dotada por la divina providencia con abundantes recursos hídricos, que incluyen una precipitación anual promedio de casi 936 mil millones de metros cúbicos, que fluyen por el Nilo Azul y otras 11 cuencas fluviales’.
La premura radica ahora en el hecho de que el gobierno etíope anunció que comenzará a llenar el embalse en julio, con la llegada de las primeras lluvias.
Simultáneamente asegura que no ocasionará daños a sus vecinos tras la puesta en marcha del megaproyecto, ideado para garantizar la generación nacional eléctrica y exportar a otras regiones del continente.
A la par argumenta que hace uso de su derecho a aprovechar ese recurso natural transfronterizo, Shoukry mostró preocupación también por los posibles impactos de la majestuosa obra, la mayor de su tipo en África.
El proceso encaminado a realizar estudios sobre los probables efectos fue obstruido, nunca se completó, por lo que no existen garantías irrefutables con respecto a la seguridad y solidez estructural de la misma, las comunidades aguas abajo parecen condenas a vivir en la sombra oscura de un gran desconocido, alegó.
El país eminentemente desértico depende del Nilo para el consumo del líquido, la agricultura e incluso el turismo, pues los cruceros tributan significativas ganancias.
El río, llamado Blanco en ciertos tramos, recibe en Sudán las aguas del Azul, nacido en Etiopía. Este mes delegaciones de las tres naciones participaron en una ronda de pláticas virtuales, las cuales finalizaron sin el esperado trato, al igual que las negociaciones celebradas en Washington meses atrás.
Ante el himpase y con la cercanía de la temporada de lluvias, Egipto solicitó la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU.
Analistas aseguran que negociar una vez en funcionamiento la represa podría incrementar el riesgo de que se desate un conflicto.
