¿Qué es la hipertensión?

Se estima que entre el 30 y el 45 % de la población general adulta es hipertensa, con un claro incremento relacionado con la edad, sin embargo se observan importantes diferencias entre los valores de presión arterial media en los diferentes países.

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La mayoría de los hipertensos no presenta ningún síntoma concreto y suelen ser detectados en controles rutinarios de presión arterial.

Se define hipertensión arterial como la elevación persistente de la presión arterial de los valores establecidos por consenso. La presión arterial es la fuerza ejercida por la sangre sobre la unidad de superficie arterial, la medimos en milímetros de mercurio (equivalen a la altura hasta la cual se eleva una columna de mercurio si se aplicara dicha fuerza directamente) así obtenemos la presión arterial del individuo. Dado que el corazón bombea sangre hacia la aorta de forma pulsátil, obtenemos dos tipos de presiones, la presión sistólica (cuando bombea) que tiene un valor medio de 120-90 mmHg, y la presión diastólica (cuando el corazón se relaja)  con un valor medio de 80-40 mmHg.

No existe una línea divisoria entre lo que se sería una presión arterial normal y una elevada, por lo que se han establecido niveles arbitrarios que ayudan a los profesionales sanitarios a definir a las personas que tienen un mayor riesgo de presentar una complicación cardiovascular debido a su elevada  presión arterial y que por tanto se beneficiarían del tratamiento médico.

Según estos criterios se estima que entre el 30 y el 45 % de la población general adulta es hipertensa, con un claro incremento relacionado con la edad, sin embargo se observan importantes diferencias entre los valores de presión arterial media en los diferentes países.

Síntomas

La mayoría de los hipertensos no presenta ningún síntoma concreto y suelen ser detectados en controles rutinarios de presión arterial.

Cuando aparecen síntomas suele ser debido a hipertensión en grado 3 y los clasificamos en:

   – Propios del aumento de la presión arterial: cefalea (dolor de cabeza) matutina y occipital, mareos, palpitaciones, cansancio frecuente y la impotencia.

   – Propios de la enfermedad vascular hipertensiva: epistaxis (sangrado nasal), hematuria (sangre en orina), borrosidad de la visión, angina de pecho, disnea (sensación de ahogo), etc..

   – Propios de la enfermedad de base (si es hipertensión secundaria): poliuria, polidipsia, debilidad muscular, aumento de peso, etc..

Tratamiento

El inicio del tratamiento del paciente hipertenso se basa en corregir aquellos hábitos de vida que predisponen a padecer hipertensión, así la restricción de sal, la restricción de alcohol, aplicación de la dieta mediterránea y de la dieta DASH, reducción del peso, reducción del perímetro abdominal, realizar ejercicio físico regular y el cese del tabaco, son recomendaciones clase I (tienen alta evidencia y hay acuerdo general en su utilidad y beneficio) y se consideran un equivalente a la monoterapia con fármacos.

Respecto al tratamiento farmacológico se dispone de cinco grupos de fármacos válidos para el inicio o mantenimiento del tratamiento, que son los diuréticos, los betabloqueantes, los antagonistas del calcio, los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) y los antagonistas de los receptores de angiotensina II (ARA II). Además de estos grupos se dispone de otras alternativas como los alfabloqueantes pero su uso queda restringido cuando se precisen combinaciones múltiples de fármacos.

Causas

   – FACTORES AMBIENTALES: consumo de sal, la obesidad, el sedentarismo, el consumo de alcohol, la profesión del individuo, etc.

   – FACTORES INTRINSECOS DEL INDIVIDUO: la edad, la raza, el sexo, el colesterol sérico, la intolerancia a la glucosa y la sensibilidad a la sal son algunos de los factores que influyen en la evolución de la hipertensión.

   – CAUSAS DE HIPERTENSION SECUNDARIA: Hipertensión renal (alteración en el control de sodio y líquido) Hipertensión endocrina, coartación de la aorta, tumores como el feocromocitoma, etc.

¿Cómo prevenir la hipertensión?

La manera más adecuada de evitar las complicaciones de la hipertensión es un diagnóstico lo más precoz posible, por lo que mediciones periódicas de presión arterial, bien en la consulta del médico, que es la considerada como la forma ideal de cribado de la enfermedad, bien de forma ambulatoria o en el domicilio (actualmente se considera un complemento importante a la hora de obtener controles de presión arterial) permitirá una detección precoz de la enfermedad y permitirá acudir a los profesionales sanitarios quienes evaluarán cada caso particular. 

Pronóstico de la hipertensión.

La relación existente entre una presión arterial elevada mantenida y complicaciones cardiovasculares y renales ha sido ampliamente observada en diferentes estudios de modo que podemos concluir que los pacientes hipertensos tienen un mayor riesgo de padecer complicaciones cardiovasculares graves como los ictus (infartos cerebrales), infartos agudos de miocardio, muerte súbita, insuficiencia cardiaca, enfermedad arterial periférica, así como la enfermedad renal terminal, y esto es así para TODOS los grupos étnicos y TODAS las edades en las que se presenta la hipertensión, siendo de peor pronóstico cuanto más joven sea el individuo.

Además, los pacientes hipertensos suelen presentar otros factores de riesgo cardiovasculares asociados, factores como la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo, cifras elevadas de triglicéridos, o de colesterol sérico, diabetes, multiplican el riesgo GLOBAL del paciente hipertenso a padecer una complicación vascular grave.

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