La región de Liguria, en el noroeste de Italia, es conocida a nivel turístico como la Riviera italiana y abarca lugares tan importantes como las famosas Cinque Terre o Génova, la capital. Pero en esta ocasión os queremos hablar de una zona menos frecuentada por el turismo internacional: la Península de Portofino. Preciosos pueblos pesqueros, suaves colinas junto al mar, abadías entre rocas o calas recónditas, son algunos de sus mayores atractivos.
Descripción
El pueblo y sus alrededores constituyen el Parque Natural de Portofino, bajo protección desde del año 1935, que merece la pena transitar a lo largo de sus 70 kilómetros de senderos, que nos ofrecen una de las vistas más bellas del Mediterráneo.
En este promontorio, en pleno golfo del Tigullio, conviven los bosques mixtos de latifolias y la mancha mediterránea, mientras las empinadas paredes sumergidas revelan una infinidad de microambientes marinos, dando lugar a una realidad compuesta de elevado interés naturalístico e histórico-social.
Una senda peatonal de kilómetro y medio, lleva a la bonita caleta de Paraggi con su playa arenosa. También merecen una mención las ruinas de los molinos del Acquaviva, que sobrevivieron a un glorioso pasado, la iglesia, el castillo y la antigua fortaleza de San Giorgio, en dirección de Punta del Capo.
De espaldas al mar, se acceden a los itinerarios excursionísticos que cubren el Parco carácter de Portofino, hasta rozar las aguas de Camogli.
Cómo llegar
- Coche. La península de Portofino es fácilmente accesible desde la E80, autopista que recorre toda la costa noroeste de Italia desde la frontera francesa hasta Roma.
- Bus. Los buses de ATP cubren muchas rutas dentro de la región de Liguria y tienen conexiones con las principales localidades de la península. Además, los buses locales cubren los desplazamientos entre los pueblos cercanos.
- Tren. Las principales estaciones de tren se encuentran en Recco (al lado de Camogli), Santa Margherita Ligure y Rapallo (muy cerca de la anterior). La mayoría de trenes que circulan entre Génova y La Spezia tienen parada en alguna de estas localidades, aunque Rapallo es la más importante. En Trenitalia podéis ver horarios y tarifas.
- Avión. Los aeropuertos internacionales más importantes se encuentran en Génova (35 km), Pisa (141 km) y Florencia (198 km).
Qué ver en la península de Portofino
Camogli
Ubicado en el noroeste de la península, Camogli da la bienvenida a los viajeros que llegan desde Génova. Con poco más de 5.000 habitantes, este pueblo es reconocible por sus altas casas con fachadas de colores llenas de trampantojos (pinturas representando marcos, persianas, balcones, flores, enredaderas, etc.) que se apelotonan a lo largo de su extensa línea de mar y sobre las colinas circundantes.
En cuanto a visitas culturales, destacan especialmente la Basilica di Santa Maria Assunta (s. XII), con su imponente silueta asomando al borde del mar y su bonito interior barroco, y el Castello della Dragonara. Construida probablemente durante el siglo XIII, esta fortaleza sirvió como puesto de vigía y como baluarte defensivo ante los numerosos ataques de piratas que se producían en aquella época.
Santa Margherita Ligure
Al otro lado de la península, en el extremo noreste, Santa Margherita Ligure domina el Golfo de Tigullio y sirve como entrada a la región si se llega desde el sur.
Sendero Santa Margherita Ligure
El Parco Naturale di Portofino ofrece numerosas oportunidades de realizar senderismo. Una de las rutas más populares es la que une las localidades de Santa Margherita Ligure y Portofino (4,2 km ida), que discurre por el interior de la península, pero casi siempre con vistas al mar. En el camino podréis ver algunas capillas y santuarios, además de la diminuta localidad de Paraggi, con su idílica playa (que no solitaria) y el Castello Bonomi (privado) asomando sobre una pequeña península.
Portofino
Portofino es el perfecto pueblecito pesquero de la Riviera Italiana. Ubicado en el extremo más occidental de la península, protegido por una pequeña bahía, goza de un privilegiado entorno natural al que hay que añadir el encanto de sus coloridas casitas. Lo único que «afea» a este pueblo de postal es la gran presencia de turistas, entre los que se cuentan cada verano multimillonarios y famosos de todo el mundo.
Abadía San Fruttuoso
En cuanto a la abadía y su historia, al parecer sus orígenes se remontan al siglo VIII, cuando el obispo de Tarragona, huyendo del avance árabe hacia su ciudad, llegó a la zona con las reliquias de San Fruttuoso y construyó una primera iglesia de la que aún se conservan algunos vestigios.
El complejo monástico se habría fundado en el s.IX y ampliado en los siglos siguientes. Muy posterior es la Torre Doria, erigida en 1562 por la familia Doria, propietaria de la abadía hasta 1983. Además de las antiguas salas de los monjes benedictinos, podéis ver exposiciones sobre la abadía, vídeos, un pequeño claustro, la iglesia y la cripta.
Cristo del abismo
Muy cerca de la Abadía de San Fruttuoso (unos 500m hacia el sur) «se puede ver» la curiosa estatua del Cristo del Abismo. Lo ponemos entre comillas porque la estatua realizada por Guido Galletti en 1954 se encuentra a casi 20 metros de profundidad.