Un linfoma es una proliferación maligna de linfocitos (células defensivas del sistema inmunitario), generalmente dentro de los nódulos o ganglios linfáticos, pero que a veces afecta también a otros tejidos como el hígado o el bazo. Dicho de otra forma, es un cáncer que se inicia en el tejido linfático.
Durante el desarrollo de esta enfermedad se produce una merma en el funcionamiento del sistema inmunitario (las células encargadas de la defensa del organismo) que puede ser más grave cuanto más se haya diseminado la enfermedad. Además, si la médula ósea se ha visto afectada pueden producirse anemia u otros cambios en las células de la sangre.
El linfoma afecta a entre tres y seis personas por cada 100.000 habitantes cada año. La edad media en la que suele aparecer se sitúa en torno a los 60 años.
Causas
Hasta la fecha se desconocen las causas que desencadenan los linfomas, salvo algunos casos en los que asocia con una infección originada por bacterias como Helicobacter pylori o Borrelia o por virus como el Epstein-Barr (EBV) .
No se han podido extraer evidencias concluyentes de la influencia factores como los tintes del cabello, los insecticidas o las radiaciones ionizantes en el desarrollo de este tipo de cánceres.
Síntomas
Por regla general, los linfomas se presentan como ganglios linfáticos aumentados de tamaño que, cuando aparecen en zonas accesibles como el cuello, las axilas o la ingle se pueden palpar evidenciando su tamaño aumentado. Estos bultos (adenopatías) no suelen ser dolorosos. Cuando aparecen en zonas menos accesibles (abdomen, mediastino, etcétera) pueden pasar desapercibidos, por lo que el diagnóstico es más difícil y solo se consigue cuando aparecen otros síntomas que obligan a realizar estudios más exhaustivos.
Estos síntomas pueden ser fiebre superior a los 38 grados, sudoración nocturna profusa hasta llegar a empapar la ropa y pérdida inexplicable de peso (superior al 10% en seis meses). Asimismo, los pacientes pueden experimentar otras manifestaciones locales como adenopatías periféricas o agrandamiento del bazo, lo que se conoce como esplenomegalia.
Prevención
No existe ningún modo de prevenir el desarrollo de un linfoma. Los expertos coinciden en destacar en que llevar un estilo de vida saludable podría reducir el riesgo de presentar este tipo de cáncer, aunque no se ha podido establecer una relación directa. En general, los especialistas recomiendan evitar la obesidad, el tabaquismo y los factores de riesgo cardiovascular, no tanto porque estos factores puedan prevenir la aparición de un linfoma, sino porque, en caso de desarrollarlo, un paciente sin coormobilidades tiene más posibilidad de éxito de superar un tratamiento tan agresivo como la quimioterapia.
Tipos
Se han descrito más de 60 tipos de linfoma, dependiendo del tipo de células inmunes afectadas, pro suelen clasificarse en dos grandes grupos: el linfoma de Hodgkin o enfermedad de Hodgkin y el linfoma no Hodgkin.
Linfoma de Hodgkin. Representa el 10% de los linfomas, tiene una incidencia estimada de 2,2 casos por 100.000 habitantes y año y es el cáncer más frecuente en adolescentes y adultos jóvenes. Con los tratamientos disponibles en la actualidad, el 80 por ciento de los afectados alcanzan la curación.
Linfoma no Hodgkin. El 90% de todos los linfomas se engloban en esta categoría, que constituye el séptimo grupo tumoral más frecuente en el mundo. Ocupa el noveno puesto de causa de muerte tumoral, representando el 3% del total de muertes por cáncer. Cabe destacar que la mortalidad por este tumor ha ido disminuyendo desde finales de los años 90 del siglo pasado, a un ritmo de un 3% menos de mortalidad anual, gracias a la mejora de la eficacia de los tratamientos.
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