La discoteca Doornroosje de la localidad holandesa de Nijmegen, ha dado un nuevo paso en tiempos de coronavirus.
El centro de entretención se adecúa a los nuevos tiempos, considerando la distancia social, pero dando momentos de diversión para los amantes de la música electrónica con «fiestas» sin baile ni contacto.
El galpón que se utilizaba para dar grandes fiestas, ahora sólo puede albergar a 30 personas sentadas, quienes no pueden bailar entre sí, ya que solamente pueden moverse en su propia silla.
Así lo explica el dueño del club, Jonatan Brand. «Esperábamos poder dejar bailar a los clientes como lo hacían antes, pero la crisis nos ha obligado a hacer algunos ajustes, aunque lo cierto es que es bastante guay, la gente sigue bailando, aunque tenga que hacerlo en la silla, golpea al aire con los puños, mueve el cuerpo, así que al final es estupendo».
El Gobierno ha autorizado la apertura de los locales de ocio nocturno, pero para evitar la tentación del contacto, el baile sigue estando prohibido. Además el aforo está limitado a 30 personas, aunque si todo marcha bien, serán 100 a partir del mes de julio.
De pie o sentados, se notan las ganas de algunos por recuperar la normalidad. Así es como estos eventos podrían sumar más gente en el recinto, los cuales fueron bautizadas como «Social D (ist) ancing«.