Pablo Casado ha reventado tras dos años de contención sobre Vox y, en particular, sobre su líder, su excompañero de tantos años en el PP, Santiago Abascal.
En apenas 16 minutos, el presidente popular ha destrozado todos los argumentos y sueños de Abascal y su temeraria moción de censura, que ha fracasado con el menor apoyo de las cinco que se han realizado en la democracia. Casado ha roto, al menos simbólicamente, sus lazos con la ultraderecha, ha marcado un antes y después en su trayectoria política, y ha complacido al fin a los numerosos barones territoriales, dirigentes y parlamentarios de base de su partido que le reclamaban más moderación y propuestas alternativas al Gobierno más centradas.
“No es que no nos atrevamos o nos hayamos rendido o seamos cobardes, no; es que no queremos ser como usted, no somos como usted”, dijo Casado.
Casado no pronunciaba un discurso tan personal y reconocible desde la época en que ejerció como uno de los jóvenes vicesecretarios nacionales de la renovación que intentó Mariano Rajoy. La de hoy ha sido una intervención sin matices, sin las interpretaciones ambiguas de otras ocasiones. El discurso, redactado personalmente por él, deja sentado que no le une nada a la ultraderecha y al proyecto agresivo de Abascal y Vox.
Posteriormente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha ofrecido “parar el reloj” de la tramitación de la proposición de ley del PSOE y Unidas Podemos, criticada por la mayoría del mundo judicial y rechazada por la Comisión Europea, y emprender una nueva negociación con el PP para renovar el órgano de gobierno de los jueces.
Con información, El País.