Los casos de COVID-19 en las comunidades indígenas del sur del país, Bolívar y Amazonas, solo atraen mayor oscurantismo por parte del régimen de Maduro.
Los cientos de casos que han dado a conocer de manera oficial sobre contagios en comunidades indígenas; no han sido suficientes para esclarecer los sitios focos de estos contagios, ni brindar una mayor asistencia en salud.
En Amazonas, el gobernador Miguel Rodríguez, confirmó a la Asociación Civil Kapé Kapé un nuevo caso de coronavirus en un habitante indígena de la entidad.
«El indígena contagiado es uno de los últimos cuatro casos positivos que ha anunciado el Gobierno nacional en Amazonas. Estos corresponden a una señora de 50 años, un señor de 65 años y otros dos hombres de 31 y 35 años de edad, todos habitantes de Puerto Ayacucho», precisa el observatorio indígena.
El registro de Kapé Kapé contabiliza 11 casos en Amazonas. La Organización Panamericana de la Salud, en su último boletín, señala 12 casos en las comunidades indígenas de los pueblos Yeral, Curripaco, Baniva y Uwottuja.
«De los 11 casos de los que Kapé Kapé ha obtenido información precisa, nueve pertenecen a miembros de una familia del pueblo Yeral que regresaron a San Carlos de Río Negro. Otro caso es una señora del pueblo Curripaco que regresó a la Comunidad Galito, municipio Maroa. Todos fueron proveniente de San Gabriel de Cachoeira, estado Amazonas, Brasil; donde hay un foco que deja ya como saldo 49 fallecidos entre ellos varios indígenas», destaca la organización.
Rodríguez también se refirió a la detección de un brote de 40 casos positivos de la COVID-19 en Puerto Carreño, Vichada, Colombia, que hace frontera con el estado Amazonas.
Preocupación en Bolívar
Bolívar es uno de los estados con más casos de COVID-19 en el país. Gran Sabana, por ser un municipio fronterizo está entre los más afectados al vivir una cuarentena radical sin mayor asistencia.
La comunidad de San Antonio de Morichal es donde se han presentado casos sospechosos, y allí se ubicaría el foco de contagio del que refirió el régimen.
«Acá murió un señor de 80 años, es la única muerte. La comunidad optó por el confinamiento para evitar que se llevaran a nuestros hermanos a un aislamiento sin atención. Hemos optado por la medicina tradicional y con oraciones indígenas», admitió una habitante de San Antonio de Morichal.
Agregó que en medio del confinamiento, siguen usando las trochas para cruzar la frontera y poder comprar alimentos y medicinas. En todo el municipio no hay despacho de gasolina, y la lejanía de estas comunidades, más el cierre de su entrada, les impide abastecerse de comida.
Las comunidades indígenas de Sifontes y Sucre también están en indefensión. Un habitante de la comunidad de San Miguel de Betania, quien prefirió resguardar su identidad, sostiene que no cuentan con los servicios básicos mínimos; como el suministro de agua potable, y los centros de salud están desasistidos en insumos, medicamentos y personal.
Las comunidades indígenas Araimatepuy y San Miguel de Betania están bajo observación, según indicó Marlenis Rondón, médico residente de San Miguel de Betania.
127 casos indígenas en Bolívar
El 27 de junio fue el último reporte oficial sobre contagios en comunidades indígenas de Bolívar. Hasta esa fecha eran 127 los casos reportados oficialmente.
La OPS, por su parte, en su boletín del 15 de julio señaló que “en Venezuela, desde la confirmación de los primeros casos de COVID-19 en el país, fueron confirmados 152 casos en población indígena; incluida una defunción. 63 % de los casos fueron notificados en el estado Bolívar (96 casos) y el resto de los casos fueron notificados en los estados Zulia (43 casos, 1 defunción) Amazonas (12 casos) y Delta Amacuro (1 caso)”.
