Aumentan las colas en comedores populares de Madrid 

0
501
Personas esperando para recibir comida en el Comedor Social de las Hijas de la Caridad de Madrid / Foto: Luis De Vega

En Madrid aumentan las colas en comedores populares, gracias a la crisis económica ocasionada por el coronavirus 

No sólo existen, sino que aumentan las colas en comedores populares de la ciudad de Madrid, España

Como muchas ciudades del mundo, Madrid también cuenta con comedores populares. La diferencia tras la llegada del coronavirus, es que ahora asisten personas que jamás imaginaron tener la necesidad de estar ahí. 

Son filas que muchas veces se tornan largas y eternas cuando el hambre castiga. 

En estos lugares la brecha de la desigualdad es pequeña, pero lamentablemente con tendencia hacia los que menos tienen. 

Ahora se encuentran ahí, el inmigrante de pocos recursos, el trabajador de clase media y hasta los que antes tuvieron una renta bastante cómoda. 

A muchos, la vida les cambió en sólo 5 minutos, como veremos en estos testimonios obtenidos por la BBC. 

«Me gano la vida desde hace años dando clases particulares de inglés y de francés. Daba unas 35 horas de clases a la semana y, a 15 euros (US$16) la hora, me sacaba unos 2.000 euros (US$2.180) al mes», detalló Julián, madrileño de 37 años de edad. 

«Pero entonces llegó el coronavirus y el gobierno decretó el estado de alarma. Empezaron a llegarme mensajes de mis alumnos diciendo que cancelaban las clases. En cinco minutos, todos mis ingresos se habían esfumado «, sentenció  Julián. 

Pero su testimonio no queda ahí, Julián siente profunda pena de estar en esa situación. Desde hace unos días visita el comedor social Ave María en pleno centro de Madrid

En el lugar le dan una bolsa con pan, una pieza de fruta, un yogur, un bocadillo y un envase con macarrones con tomate…

«Hago la fila y me dan la comida. No me preguntan quien soy , y por eso vengo aquí, porque no paso tanta vergüenza como la que tendría que pasar en otro sitio y porque además el lugar queda lejos de donde vivo»,  sostiene Julián. 

Otra historia es la que corresponde a Doña Natividad, ella era de las que le tocaba dar y no recibir. 

Ahora natividad está del lado contrario, justamente de los que necesitan el plato de comida. 

«El primer mes aunque no acudí a mi trabajaron me pagaron, pero ya no más. En casa el único dinero que entra es el que yo gano y por eso estoy aquí», así le dijo al padre Gonzalo, párroco de San Juan de Dios. 

Cómo Julián y Natividad, en estos sitios convergen miles de historias que en plena capital española se concentran para paliar el hambre y sobrevivir a los estragos causados por el coronavirus. 

Haz un comentario

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí