La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se caracteriza por la aparición de lesiones rojizas escamosas preferentemente en codos, rodillas y cuero cabelludo, y que tiene la posibilidad de afectar a uñas y articulaciones. No es una enfermedad contagiosa ni hereditaria, y, aunque existe predisposición genética en las personas que la padecen, suelen estar involucrados además otros factores desencadenantes.
Se origina debido a una disfunción en el sistema inmune y puede aparecer en cualquier parte del cuerpo.
Se manifiesta en brotes con periodos de mejoría y de remisión o empeoramiento, pero la enfermedad se desarrolla de una manera particular en cada paciente. En ocasiones, dura toda la vida.
Aunque no conlleva un riesgo vital, según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), esta enfermedad tiene repercusiones significativas en el ámbito físico, emocional, sexual, laboral y económico del paciente, y disminuye de forma relevante su calidad de vida, con un impacto similar al de la diabetes, la artritis o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Síntomas
- Manchas rojas en la piel cubiertas con escamas gruesas y plateadas
- Pequeños puntos escamados (comúnmente vistos en niños)
- Piel seca y agrietada que puede sangrar
- Picazón, ardor o dolor
- Uñas engrosadas, picadas o acanaladas
- Articulaciones inflamadas y rígidas
Tratamiento
Aunque no existe una cura para la psoriasis, si hay tratamientos que pueden ayudar a detener el crecimiento acelerado de las células cutáneas, entre ellos están:
- Tratamientos tópicos, si se usan solas, las cremas y los ungüentos que aplicas en la piel son eficaces para tratar la psoriasis leve a moderada.
- Terapia con luz (fototerapia), este tratamiento usa luz ultravioleta natural o artificial. La forma más simple y sencilla de la fototerapia consiste en exponer la piel a cantidades controladas de luz solar natural.
- Medicamentos orales o inyectables, estos se conocen como tratamiento sistémico. Debido a los efectos secundarios graves, algunos de estos medicamentos se usan solamente por períodos breves y pueden alternarse con otras formas de tratamiento.
Cuando la enfermedad es más extensa, es probable que las cremas se combinen con medicamentos orales o fototerapia.
Además, la enfermedad se puede controlar, si la persona mejora su estilo de vida, como aplicarse crema humectante, dejar de fumar y controlar el estrés.
De igual manera, es necesario que la persona asista al médico, para que el especialista evalúe y aplique el tratamiento adecuado para la mejora del paciente.