La llegada del coronavirus originó una importante disminución de las fuerzas iraquíes en el terreno, dejando un escenario favorable para el resurgir del Estado Islámico
Tras la derrota de diciembre de 2017 en Irak, el autoproclamado Estado Islámico (ISIS) conformó nuevamente sus filas para el contraatque. La advertencia fue lanzada por el nuevo primer ministro iraquí, Mustafá Al Kazemi,
“Nos estamos acercando a la fase final para erradicar al Estado Islámico, que está tratando de reorganizar sus restos”, sostuvo Al Kazemi en un comunicado.
Según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) la organización terrorista ejecutó “370 incidentes desde enero en comparación con los 187 en el mismo periodo en 2019”.
Entre el 10 de enero y el 16 de mayo de 2020, la formación yihadista perpetró 17 ataques contra civiles y las fuerzas de seguridad en cuatro provincias del país, así lo aseguró a la agencia de noticias EFE, una fuente del Ministerio de Interior y Justicia, la cual prefirió no revelar su nombre.
Desde el pasado 23 de abril, cuando inició el mes sagrado del ramadán, ISIS intensificó sus acciones en territorio iraquí. Las milicias de la Multitud Popular, integradas principalmente por chiíes, han desempeñado un papel fundamental en la lucha contra el grupo terrorista desde 2014.
Husham al Hashimi, un experto iraquí, declaró en un artículo para el Center for Global Policy (CGP) que “en los últimos meses, las acciones de Estado Islámico en Irak han demostrado su resiliencia y dinamismo. Sigue manteniendo una significativa libertad de operación tanto en las zonas rurales como urbanas”.