A principios de julio las noches eran largas y oscuras, y la segunda ciudad más grande de Australia se enfrentaba a la aterradora realidad de una segunda ola mortal de infecciones de coronavirus.
Ahora, más de 110 días después de que se decretara entonces un nuevo confinamiento, los expertos dicen que Melbourne está emergiendo como líder mundial en la supresión de la enfermedad junto a otros lugares como Singapur, Vietnam, Corea del Sur, Nueva Zelanda y Hong Kong.
Raina McIntyre, profesora de bioseguridad en el Kirby Institute de la Universidad de Nueva Gales del Sur, le dijo a la los medios que la respuesta de Australia había estado «años luz por delante» de Estados Unidos y Reino Unido.
A las 11:59 pm de este martes, hora local, los cinco millones de residentes de Melbourne vieron el fin de las estrictas órdenes de quedarse encerrados en casa.
Han soportado uno de los confinamientos más largos y duros del mundo, con restricciones sobre las salidas del hogar, los viajes y el cierre de tiendas y restaurantes tras el rebrote del virus a inicios de julio que llevó a un segundo encierro para la ciudad.
Hay un cauteloso optimismo de que con un número de casos muy bajo, lo peor ya ha pasado.
«Estoy bastante orgullosa de lo que hemos logrado aquí», dijo la profesora Sharon Lewin, directora del Instituto Doherty en Melbourne. «El resultado ha sido extraordinario, aunque no ha sido sin dolor».
El lunes, la ciudad considerada epicentro de la segunda ola de covid-19 en Australia reportó cero nuevos casos diarios por primera vez desde junio.
A principios de agosto, Melbourne registraba más de 700 y decenas de muertes.
La capital del estado de Victoria estaba en el centro de una crisis de salud pública en desarrollo, mientras que en otras partes de Australia -que en su mayoría había contenido el covid-19- la gente contuvo la respiración.
«Europa y Estados Unidos se enfrentan a cifras enormemente altas. En Victoria, tuvimos un brote aislado prácticamente solo en Melbourne, y el resto del país tuvo cifras extremadamente bajas, y en muchos estados cero», dijo Lewin.
«No teníamos más remedio que entrar en un confinamiento significativo para estar a la altura del resto del país, y eso nos motivó».
Una geografía favorable
En una pandemia mundial, las estrategias de control de enfermedades varían de un país a otro.
Una parte clave de las defensas de Australia ha sido su geografía. Es una isla grande y aislada. En marzo, cerró sus fronteras internacionales a los viajeros extranjeros para detener las infecciones importadas.
El ministro federal de Salud, Greg Hunt, dijo que Victoria «tenía grandes retos, pero está mejorando.»
Hunt ha identificado cuatro pilares fundamentales en la respuesta de Australia al covid-19:
- El cierre de sus fronteras internacionales.
- Un sistema de pruebas «uniformemente bueno» en todos los estados y territorios.
- El rastreo de contactos, donde Nueva Gales del Sur ha establecido «el estándar de oro».
- Una comunidad obediente que ha adoptado protocolos de distanciamiento.
Con aportes de BBC.