Los usuarios de la unidad de diálisis del Hospital Miguel Oraa, en Guanare, temen la paralización total del servicio. Denuncian que la falta de agua y el desperfecto de las máquinas limitan la aplicación integral de las hemoterapias de emergencia. «Nos dicen que por la cuarentena no hay posibilidades de camiones cisternas ni de reparación de las dilazadoras».
Silvia Torrealba, presidenta local del gremio de enfermería, confirmó que los daños en la bomba de agua del Miguel Oraa y las constantes fluctuaciones eléctricas que se producen en el municipio afectan el suministro del líquido hacia las áreas del servicio a pacientes renales, dónde se deberían atender cerca de 12 pacientes por turno.
El hospital central de Guanare, dijo, no cuenta tampoco con asistencia técnica ni repuestos para mantener y repararlas máquinas de diálisis. «Estamos viviendo una emergencia humanitaria compleja ya advertida sin que el gobierno de Nicolás Maduro haya hecho algo por impedirla».
La situación de la unidad de diálisis del hospital Miguel Oraa no es distinta a la de los Servicios Nefrologicos (C.A), en Acarigua, dónde solo 12 de 22 máquinas están operativas, lo que ha causado que el horario de tratamiento de hemodiálisis se redujera de cuatro a dos horas. La situación perjudica la salud de más de 80 pacientes que reciben la terapia en este lugar, una de las dos unidades que existen en el cono norte de la entidad y que es parte del convenio con el Instituto Venezolano del Seguro Social (IVSS).